Por Alberto JIMÉNEZ URE
Mi máquina de rodamiento Harley Davidson
Me hace sentir «poderoso», «infalible» y «libre»
Cuando recorro las calles de mi ciudad montañosa
En busca de mujeres lindas para invitarlas pasear.
Pero, ellas no quieren subir al asiento trasero
Porque piensan soy un esqueleto que parece feliz
Mientras conduce y contamina ruidoso: mostrándose
Un «rebelde sin causa de las décadas 60/70/S. XX»
Es cierto que luzco cadavérico, pero estoy vivo
Y me envidian porque cabalgo sobre mi Davidson.
El tiempo no existe, sólo mis temibles restos encima
De la motocicleta que me impulsa hacia la Eternidad.
¡Que todas suban y experimenten catarsis perpetua!