Adrian Labansat

GUERRA, TERRORISMO QUE IMPORTA EL NOMBRE

 

 

Paisaje dislocado, inválido de alegría,

los árboles se deshojan como muñecos desarmados,

el silencio es un animal asustado

detrás de una derruida procesión de edificaciones.

 

Distanciada del día la visitan nubes como aves de rapiña,

llevaba una cruz amarrada al cuello

Paula ha muerto en mitad de la locura

una gradilla

un roedor se esconde

ladran perros en alguna parte

 

Paula también era Eva,

Adán tiene una costilla rota,

Caín ha escondido a su hermano debajo de la lengua,

Paula ha muerto, aunque Dios escribiera no matarla.

 

Hay sangre por todas partes,

pedazos de su falda,

la encontraron con un puño conteniendo el odio

y dos dedos señalando por donde se le escapo la vida,

amaneció una bandera sostenida de un alambre

como una paloma blanca y roja,

se quedó sin alas en medio de la conmoción del mundo.

 

Regreso el día en epitafios negros,

papeles sobre escritorios junto a tijeras que lo cortan todo,

con agujas detenidas en el reloj su abuela tejió sus años,

puso botones de lágrimas,

su madre llevo flores rosas a los sueños negros,

las aves siempre mueren con las alas abiertas.