Azules, como el cielo raso,
profundos, como el mar,
esos ojos, me miraron
y ya no pude escapar.
Me hablaron, en silencio
queriendome contar,
su oleaje de tristezas,
que les hacian brillar.
Discernir , en su mirada
cuanto amor necesitaba,
y mis ojos entregarse
con un leve parpadeo.
Esos ojos, que aún me miran
ahora llenos de alegría,
como dulce gominola
me enamoran cada día.
Tan azules como el cielo y
profundos como el mar.