Entre cuatro paredes por un instante recapacita sobre las causas y cosas de la vida, y se dice así misma: -“¿Y si estoy equivocada, o tal vez en lo cierto, o quizás ambos son producto de la imaginación?”. Y de inmediato fluyen letras de su pluma como una fuente de agua viva, y vuelve a sumergirse en la mezcla de un mundo que gira y gira. Al amanecer, camina descalza entre la ribera, mientras crece el anhelo del próximo encuentro, la brisa marina acaricia sus cabellos con suavidad, y una vez mas el mar le ofrece su aroma salino entre la desnudez de su cuerpo y el refrescante intercambio de fluidos. –“¿Alguien ha visto a Roxana? –Esta mañana la vi camino a la playa, sabemos cuando se va, pero no cuando regresa. –“Te has dado cuenta que ya no es la misma de antes”. –“Tampoco lo somos tu y yo, el mundo cambia y la gente con él”. –“Pues eso depende de cada quien, hay gente que hecha raíces en una estación a ver pasar el tren una y otra vez, claro no es el caso de ella, al contrario no puede estar quieta en ningún lugar, si la vez dile que necesito hablarle en relación al viaje, mañana salimos todos al amanecer, y ella ni siquiera a hecho el equipaje”. Una figura avanza por el sendero, y entre las sombras de la noche Roxana camina apresurada, al llegar a la casa toma un baño de agua caliente, mientras la arena pegada a su cuerpo lentamente se desliza entre la suavidad de su piel. Sentada en la terraza con una taza de tè entre sus manos, vuelan sus pensamientos hasta aquel momento. Entre ellos las palabras sobran, no hay tiempo de hablar, solo es tiempo de amar y leer en su piel cada letra que expresa el máximo éxtasis de placer. Mientras toma otro sorbo de té, en silencio la observa Daniela, se acerca y sienta a su lado. –“Juan te ha dejado un mensaje, mañana salimos con la aurora, ¿ya hiciste tu equipaje?”. –“Aun no decido si iré con ustedes”. –“Bien, es tu derecho, pero piénsalo un poco, ya ha pasado mucho tiempo, y sabes que él no regresara”. Al amanecer todos emprendieron el viaje inclusive Roxana. –“Haces bien hermana, necesitas respirar nuevos aires”. Su mirada a través del cristal de la ventana, resplandece al igual que aquella mañana. Juan y Daniela se disponen a dar una vuelta a la ciudad, Roxana agradece la invitación que le hacen, y decide recorrer las calles a solas…
Y la vida continúa