La poesía ya no habita en tu piel
Hoy me descubrí perdido,
También supe, que las lágrimas de vacío, son las más cruéntas
Y me di cuenta que una flor sobre la mesa no sirve de nada.
Me desperté en el vomito de tu partida
Y dormiré donde la esperanza no me encuentre.
Los recuerdos del aroma a tu piel, tu sexo y tu aliento
Ahora me huelen a vidrio,
Y suenan a grito agonizante del tiempo de una espera nauseabunda.
Detrás de tu diáfano recuerdo,
Se amontonan las risas y los besos
Los parques, las cenas y los poemas antes escritos
Nadie los toca, nadie los lee
A nadie la interesan.
La poesía se harto de ti
¡Hoy cesará su búsqueda!
Y dará comienzo la extinción,
No me cabe más paciencia,
El peso de la espera, es un gigante, ante la nimiedad de tus caricias.
En esta ausencia que respiro
Has de saber que hoy es el día de tu muerte,
Hoy, todo lo que vive en ti, perecerá
Porque, así como el amor te corona,
También te crucifíca.
Mi propia compañía,
Me ha vuelto insoportable.
Estoy en busca de mi exilio.
Un lugar en donde yo no esté,
Y donde mi execrable espera,
Solo tenga cabída en los desiertos
Donde nadie caminara más.