Llego, desde el más allá
como escapando del frío
el recuerdo de un adiós
que nos convirtió en olvido.
En él, regreso tu voz
susurrándole a mi oído
una palabra de amor
un acallado suspiro.
Y volvió a brillar el sol
tanto tiempo oscurecido.
A latirme el corazón,
a olvidarse del vacío.
Negó la estrella su luz
a nuestro sueño de estío.
Por ser un amor prohibido,
lo ahogo en sus aguas el río.