¡Qué envidia del alfarero que diseñó tu cuerpo!...
tu arcilla…
destino final de mis manos afiebradas...
tu piel...
que es sensación de agua entre mis dedos
lánguidos...
mezcla ésta, que modelo con mis manos…
en la mente...
y que sueñan con el encuentro final,
pecho a pecho,
para reconocer la maestría del alfarero…
piel a piel.
¡Qué mágico músico le puso ese timbre a tu voz!…
...amada...
amada de voz amada, como amada aquella
que me nombra,
que me llama “amor mío” y me ensueña…
con el acorde final..
de un beso que acalle la voz que me ensueña
y me halaga
y luego de la boca pequeña, encerrada en mi beso
Un grito...
que vuelva a gritar mi nombre en un estallido…
de almohadas.
¿Qué artesano ha compuesto en ti ese corazón?
que late...
y hace fiesta de ritmos amados en el medio
de tu pecho
y si uno escucha bien la melodía, canta
y dice amar,
amar como la vida misma que canta, amar
como la dulce miel.
de unos labios inventados sólo para el beso
de bienvenida,
¿Que maravilloso científico puso la electricidad?
de tu piel
el milagro iluminado de la luz de tus ojos,
que miran tanto
y se cierran oscureciendo el mundo sólo para alumbrar
cuando más preciso,
cuando se vuelven a abrir y alumbran el camino
que me lleva a ti.
Y yo que de alfarero, músico, artesano y científico
tengo tan poco...
y sin embargo redescubro el milagro de la vida
en ti… cuando te toco.