En llamas, con el pecho apagado y mal acompañado,
Empecé a contar los días en cigarros y la vida en soledad;
A escribir con bolígrafo y a vivir en pijama.
Mis poemas se escribieron enfocados al mañana,
Y mi hoy no es vivido como siento el ayer.
Ni artista ni genio, poeta de andar por casa,
Ni felicidad ni sufrimiento, desengaño y nada que perder.
Con el peso del tiempo, dicen las malas lenguas, se amueblan las cabezas.
Debe ser, que con las deudas del querer, me la tuvieron que embargar.
No importa, me acostumbre a nadar en botellas que no cubren,
A respirar tabaco por el que no cobran y a dejar los ruines vicios del corazón.
Con mala letra y frustración,
hay colgado un letrero en su puerta:
\"Cerrado por defunción.\"