Como siempre llegaste anunciandote
con la despedida y las lagrimas de cocodrilo, cocodrilo
como siempre llegaste con la ternura de frente
enseñando los dientes, taladrando con los brazos y así sin mas
quisiste que te quisiera en una tarde
lo que bien nos querríamos en un futuro de ausencia.
Bien sabes las despedidas no siempre son tan malas
aunque a todas les venga acompañado el vetusto amor de la soledad,
por lo pronto se de ante mano (cosa que no es novedad, porque me lo enseñas bien)
te vas dejando la imagen que traza los recuerdos uno tras otro
velozmente, gentilmente y con una gracia casi gracia
usted lo sabe, su persona es palpable
aun y en su ausencia
en fin yo le quiero lo sabe, usted me ama lo sabe
y mi egopatia no adquiere ningun sentido
me doy permiso para quererle desde lejos,
le doy permiso
para amarnos desde siempre.