La brisa del mar acaricia la arena
frágil de tanto mirar al sol ardiente,
y dibuja paraísos de ondas doradas
sábanas de seda dónde quererse.
El vaivén de las olas mece suave
la piel mojada que se funde
y susurros de placer se confunden
con la alegría de las olas que llegan
El tiempo se detiene sorprendido
como el mar en la bella caracola
y la intensidad de la vida vive
atrapada en el calor de un abrazo.