Argenis Mendoza

PENSANDO EN LO QUE PENSABAS

Pensando en lo que pensabas,
pensé por algún momento
que yo en los tuyos estaba.

Y que en tus cavilaciones,
mi presencia disfrutabas.

Que eras feliz a mi lado,
que conmigo te casabas,
que junto a mi construías
el hogar que tú anhelabas,
y en tu vientre iba creciendo
-pensaba yo que pensabas-
el fruto de aquel amor
que desde siempre soñaras.

Le llamarías por mi nombre
juzgando que me gustara,
que al crecer estudiaría
en lo que yo me graduara,
y al tiempo desposaría,
a la chica que lo amara.

Un año y tanto después
otro embarazo tendrías,
concebirías una niña,
con hermosa piel tostada,
y su carita tan linda,
tan linda como tu cara.

Y así,
inmerso en mis pensamientos
-pensando en lo que pensabas-
me entregarías tu amor,
tu vida misma me dabas,
y junto a mi alcanzarías,
todas las metas trazadas.

Al transcurrir de los años
las nietas disfrutarías,
a ellas les permitirías
lo que a tus hijos negaras,
¡que pasaran a tu cuarto
y en la cama retozaran!

Mas tarde,
al final de la jornada,
veras con dejo de tristeza,
a las nietas marcharse junto a sus padres,
mientras, tú,
luciendo algo cansada,
pedirás que yo cepille
tu cabellera plateada,
que en vez de canas parecen,
de Da Vinci pinceladas.

Tiempo después,
cuando sientas que la vida se te escapa,
pedirás que tus cenizas
sean volcadas en el cofre de las cremaciones en donde las mias hace algún tiempo reposan,
y asi,
juntas y unidas como en la vida,
ser devueltas a la tierra,
a la misma tierra,
desde donde antes brotaran.

Pero…
al regresar de pensarte,
al regresar de la nada,
admito nunca serás,
no serás mi enamorada,
que solo, ¡solo en mis pensamientos
es posible que me amaras!
pues tú nunca has ocultado,
que a otro tu amor entregabas,
y que ya desde hace tiempo,
vas ¡felizmente casada!