Iris Ivette Campos

Atendiendo el llamado

Te busco y te encuentro, te llamo y allí estas tú.

¿Quién es el hombre para que atiendas su llamado?

El mundo puede desaparecer, pero tu presencia siempre permanecerá con quienes te buscan.

 

 Bienaventurado es aquel a quien tú atiendes porque reciben su respuesta.

Tu voz es un estruendo que calma la tempestad.

 

Tus días me pertenecen, tus promesas y tu tiempo.

¿Quién es el hombre para que atiendas su llamado?