Sin título y sin editar
(fragmento)
la luna se elevaba lerda sobre el firmamento nocturno de aquel agosto. El sueño como siempre, acariciaba los párpados del amante solitario, inmerso en sus pensamientos. La radio con su monótono zumbido de emisoras mal sintonizadas, brindaban al ambiente de aquel cuarto, una atmósfera deprimente, melancólica, dispuesta pues a los pensamientos mas tristes y destructivos.
Sus manos que sentía ya no servían para nada, anhelaban acariciar la matutina ternura de un cuerpo femenino...ah, que pena, solo sentir la frialdad entre sus dedos huérfanos de tacto. Solo sentir el calambre propio de la ausencia. La radio, banda corta en su monótono murmullo, como sonido de un millar de bichos revoloteando por el mundo, traía a su memoria rostros difusos de personas innombrables, no por rencor, más bien por evitar que los recuerdos le asaltaran y sumaran nuevas miserias a la miseria ya existente...
La noche avanza, perezosa, irritante. Tan solo unos instantes y conoció por una eternidad las lineas de la mujer extraña. Un abrazo y conoció la muerte de todo sueño y ambición... La esclavitud son los ojos de una mujer prohibida y las cadenas que someten, el aroma a jazmín que despide su piel.
Es cierto, el universo se ensaña con ciertos seres. Hace banquetes pomposos, deleites naturales. Pero es cruel su actitud...dispone una marquesina y se reserva el derecho de admisión.
Que momento tan extraño, todo paso tan rápido que no hubo tiempo para saborear aquel instante, ni siquiera para pronunciar las promesas que por naturaleza,corresponden a esos momentos. Aquel encuentro, extraño y fugaz tenia apariencia de suspiro. Como esas fantasías creadas por la necesidad de afecto y de las cuales no se espera siquiera una remota posibilidad de hacer realidad.
La noche transcurre destilando hiel y melancolía. Hay una sensación molesta, esa de sentirse utilizado, como si fuese juguete de un deseo al cual se acude a ratos para distraerse y nada mas...difícil de asimilar aquella idea pero así se revela la realidad, sin anestesias ni consideraciones. Porque las cosas son como son, despiadadas, sin consideraciones.
El desvelo no es mas que una habitación desamueblada donde las voces rebotan libremente nada mas al ser pronunciadas. Y retornan como proyectiles que hieren y en ocasiones hasta matan...
El insomnio no son mas que los ojitos pardos de una muchacha triste, (una muchachita menuda de sonrisa cansada...)
GovindaRecinos