Princesa,
déjame decirte unas palabras
que simplemente no existirían sin tu mirada;
y es que a cada momento
y en cada hora que suena alguna balada,
sólo en tí yo pienso y siento
al soñar que duermes conmigo,
mientras voy envidiando a tu cama
por querer ser yo tu almohada.
Niña, mira que no es de broma ni para carcajada,
pero es que no existe mejor significado de belleza
si no está reflejada en tu divina cara.
Y es que son tus ojos,
tu sonrisa,
lo que ilumina la vida
dándole sentido al día a día.
Son tus labios, tu cabello,
es tu cuello lo que se llama elegancia,
lo que se aprecia en ternura
y por lo que entendemos por arte, sensualidad y dulzura.
Tu cuerpo, fino y delgado,
hace de mi mente un crucigrama,
¡una total encrucijada!
provocando pasiones,
encontrando sentimientos;
pensar en poseerlo
con la fuerza de un te quiero
y motivado con un sin fin de emociones y deseos.
Amo cada paso elegante y provocativo que das,
amo tu sonrisa,
amo tu mirada,
amo tu pensar.
Amo aquellos ojos hipnotizantes
cada vez que me miran,
amo tu pestañear,
amo el ceño que frunces al enojarte,
¡amo hasta tu respirar!
Veo aquella mujer valiente
que oculta sus miedos por batallar,
y pienso que no hay niña más linda
que mi dulce guerrera en toda la tierra,
y que es contigo donde quiero estar y nada más.
Amo tu silueta,
amo tu cintura,
amo tus caderas, muslos y piernas,
amo hasta tu manera de caminar...
Es tu rostro,
es tu cuerpo,
eres tú, Nadia, la mujer de mis sueños, fantasías y anhelos,
de mis días, de mis noches y alegrías,
mis conceptos, pensamientos y deseos,
eres la razón por lo que existen las canciones,
se escriben los poemas,
se entienden sentimientos
y por lo que brillan las estrellas.
Eres tú, mi amada,
por lo que este feo sapo vive,
actuando como príncipe,
pues no hay mujer dentro de la realeza
que sea más bella que tú,
mi linda niña y hermosa princesa adorada.
Te amo