En suerte de chaqueta y delantales,
oficia en los fogones virtuoso,
se mueve en ese tercio habilidoso
al ritmo de reclamos naturales.
Paciencia recomienda a comensales,
y un vino, mientras tanto, generoso;
un brindis en los medios riguroso,
aplaca al respetable en sus reales.
La mínima ocasión la pinta calva
y pide al calendario nueva cita:
las gambas y el arroz ya van al ruedo,
y el caldo, preparado desde el alba,
aguardan, y al juntarse resucita
idéntico temor..., ¡por si me excedo!
Deogracias González