Miro tu cuerpo en forma floreciente,
siento tus rizos cayendo en mi pecho,
revueltos se deslizan en mi lecho
cual cascada de mágico torrente.
En tanto tu mirada reluciente
se esparce por la estancia, con acecho,
y sacas de mis ansias gran provecho
destilando tu sed en forma ardiente!
Y dejo que tu boca me succione,
de las venas, mi sangre gota a gota,
tu violento deseo se dispone
a saciar la lujuria que me azota;
esperando tu orgasmo me corone
con la savia divina que te brota!
Autor: Anibal Rodriguez