¡Cómo revolaban sus sueño!
Y cogió el niño un trozo de papel
y se hizo un avión largo y puntiagudo.
Después lo acarició un buen rato,
perfilando con sus manos sus alas
y su morro… y se lo puso en la boca
para darle su aliento y calentarlo…
Y corriendo, lo lanzó al cielo con
todas sus fuerzas y ganas…
¡Cómo surcaba el aire ligero…!
¡Cómo revolaban junto a él sus sueños,
ilusiones y esperanzas!
Autor: Francisco López Delgado.
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