Escribo poesía
porque eres maravillosa,
y hurto de tus ojos
lo que mi pluma por sí sola no podrá.
No sólo mis manos, sino mi poesía
aman tu desnudez,
y te quiere con gritos y silencios,
en valles de soledad te muestra entera,
ni una palabra amarga tiene para ti.
No aparece la noche en mis versos
sino que viene desde un sendero en tu mirar,
y la hoja blanca aún sin escribir
envidiosa quiere tu sonrisa reflejar;
y te aferro a mis letras
cómo un fuego sin igual en tu boca se quedó,
y hasta que mueras o antes muera yo,
de pies a cabeza toda eres inspiración.