memorias,
como hojas de un diario terminado que acumula polvo dentro del armario del olvido,
siempre presente aunque suele cambiar de cajon,
saboreando esas veces que nuestros dedos juguetearon con abrirlo y dejar aquellas palabras respirar,
son el abrazo eterno entre la hermosura y lo peligroso,
memorias,
podemos abrir aquel diario y volver a leerlo,
intentar reconocer aquellos dolores y alegrías que en su tiempo fuesen plasmados por nuestro escribir,
pareceran ajenas,
como anécdotas de las cuales nunca formamos parte,
memorias,
volteamos las delicadas hojas con miedo de que se fuesen a romper,
y destruir lo que fue,
repasaremos cada hoja asta memorizar cada pasaje,
que el diario nos devuelva todo asta volver a vivir cada momento,
memorias,
al final volvemos a guardar aquel diario que nos acompaño día y noche,
lo guardamos justo en el mismo armario y sobre el mismo polvo,
porque no importa que tantas veces repasemos aquellos pasajes del diario de memorias,
siempre encontraremos una nueva orilla en las hojas donde cortarnos.