Extraño aquí el aliento de tu brisa,
el aire aposentado en tu ventana,
acento con que ilustras tu sonrisa,
tu cálida caricia y la mañana.
No escucho aquí la fuente, seca y muda,
el agua ya no suena cantarina,
el bosque y su ramaje se desnuda
del trino, por tu ausencia repentina.
Está el otoño triste y apagado,
esperanzada está la primavera:
verá tu poesía, Maldonado,
como fruta olorosa y flor primera…
...Mientras suena tu verso, compañero,
y este tango que canto, arrabalero.
Deogracias González