Es tanta la angustia que gesto que eclosiona en cada trazo, tal es la indignación que acarreo que comienza a engordarme.
Tanto es el odio que me invade que se ve reflejado en mi mirada bélica y el amor que acumulo que cedo el excedente para alimentar bocas famélicas.
Tanta es la desesperanza que almaceno que se filtra por las grietas de mi voz, y la absoluta desconfianza se reserva para sí lo mejor de mí.
Tanto es el aburrimiento que pesa sobre mi tez que siempre pernocta bajo mis arrugas, y la ansiedad que me persigue que tuve que acelerar mis pasos.
Es tanto en tan poco que no resta espacio para tí.