Un día como cualquier otro, los ciudadanos se dirigen a la rutina diaria en la constante faena que alimenta y sustenta el hogar. Mientras en los alrededores de la casa presidencial, un grupo de jóvenes protesta con pancartas alusivas que promueven la paz y no la guerra, muy pronto la concentración de personas crece apoyando la iniciativa en la que Roxana y sus amigos son promotores, otros en cambio les gritan: -“¡Vayan a trabajar, busquen oficio que hacer, o el mundo se los comerá vivos!” Y alguien responde: -“Pues se comerá los restos de muertos ambulantes, es lo que somos y como autómatas vamos todos directos al matadero, el conformismo de muchos y la indolencia de otros ante la injusticia en el mundo, es un alto precio que pagar para muchos que solo queremos vivir en un mundo mejor, con dignidad y respeto al otro”. A las pocas horas la ley logro dispersarlos, bajo amenazas a unos y arrestos a otros. Detrás de las rejas las chicas animan a Roxana, quien por primera vez se ve privada de libertad. –“Amiga no te preocupes por esto, no es la primera vez que nos pasa, es señal de que vamos por buen camino y en defensa de nuestros derechos, no hay rejas que nos prohíban o nos obliguen a claudicar en nuestros ideales”. -“¿Y a Oscar y los chicos a donde los llevan? -“Descuida ellos saben cuidarse”
Y la vida continùa ...