Inútil el deseo de amar, sin ser amado
e hipócrita el aferrarse a una mera ilusión
pues con tu ausencia mi corazón se ha cerrado
dejando viva la cicatriz con una condenación.
Mi alma yace muerta con tu despedida
y busco en los recuerdos la resurrección
pero sin embargo, lo que parece darme vida
me destruye, y continúa su obra sin razón.
Siento tu presencia aunque estés ausente
hasta escucho las promesas de tu ingrato amor
pero hoy me doy cuenta que tu corazón miente
al encontrar aquella carta que produce mi rencor.
Relataste a puño firme tan sublime desengaño
y el falso juramento de un deslumbrado amor
jamás pensaste que podrías hacerme daño
¡Perversa y egoísta! y culpable del dolor.
Ahora mi llanto transita sentenciosamente
y junto a él mi alma, corazón y obsesión
y sin miedo dejo caer mi cuerpo y mente
al abismo eterno, al pozo de depresión.