Hay Hombres que pueden ser fraguados a cenizas
que son capaces de resurgir cual ave fénix;
en las arenas del tiempo y el espacio.
La inmortalidad puede ser un horizonte distante
estrago para los que la imaginan
un paraje lejano para el que comulga con el plástico
y para aquel que suele beber del vino de la superficialidad.
Pero para los Hombres que son auténticos
que obran lejos de la mezquindad
ese término deja de ser utopía.
Testigo soy de como la gente de pantalón largo y corbata
rinden tributo a lo que parece ser un viejo que reside en un muladar
¡Si!...¡es verdad!,es una incongruencia terrible y a la vez sublime;
que dos adjetivos opuestos convergan
solo puede ser señal de que se trata de un alma grande
pues en el tren de la sociedad actual
es más probable que la dirección se encamine
de la humildad a la frivolidad y no en reversa.
He visto como el nombre de un espíritu
se ha pronunciado en incuantificables ocasiones
quizá tratando de emular
a las luces que se avistan por la bóveda celeste.
He observado como su figura se ha materializado en el bronce
calles y museos han sido bautizadas en su honor
mis líneas no arruinarán el cauce de ese río.
¿Acaso se trata de un Dios?
No lo se, lo único que me resulta irrefutable;
es que no dista mucho de serlo
o quizá lo es...
Se trata de un Dios para si mismo
que después de caminar por esta tierra
se convirtió en un Dios para los demás.
Corazón inédito,con manos de artista;
Francisco Goitia
Maestro de muchos, de todos
y lo digo en tiempo presente
su obrar le dió el derecho de habitar
en la cronología que se le antoje.
¿Quién dijo que un Dios no pueda usar ropa sucia y roída?
¿Quién dijo que un Dios no puede figurar en el drama del mundo Indígena?
Goitia fue, es y será
a pulso se ganó tal proeza
pues fue arroyo que no ensució sus aguas de ego y falsedad.
Goitia creó su propia marca
sin pedirlo, sin desearlo,
solo siendo, en autenticidad
en armonía con los demás
no hubo nunca cabida para la vanidad
su ejemplo es una fuerza muy grande
su marca es perpetua
su pintura es poesía...
el es un transeúnte de la eternidad.