Defienden la ley,
solo si les favorece.
No son ningún ejemplo,
aunque salgan por televisión.
Hay quien se avergüenza de pedir ayuda,
mientras otros roban sin necesidad.
A los pobres siempre les tocan las peores catastrofes
y los ricos creen que su bienestar es merecido.
Hay menores que quieren trabajar,
aunque no está permitido;
hay adultos, con obligaciones familiares,
que se escaquean todo lo que pueden
en sus quehaceres cotidianos.
Yo quiero que seas feliz en cada vuelo
y tu juegas a atrapar un raton.
Tu dices que te diga
te quiero,
y yo te digo:
mira, estoy al lado,
mudo,
como un lucero.