Porque no necesito guardar silencio,
y aun en el silencio vivo
escuchando tu voz.
Tu mirada me mira y yo la miro,
se detiene frente al espejo;
porque también el reflejo me mira;
como me mira la sombra,
que camina delante de ti.
Esa sombra se detiene,
Y yo la miro.
Ella me mira
y enmudece;
porque sabe
quien está cerca de mí.
El espejo me sigue,
y yo lo sigo.
La sombra me mira,
Y yo la ignoro:
Porque ella sabe
que las sombras
enmudecen;
cuando el espejo tiene ojos
y la sombra tiene voz.
Porque no necesito guardar silencio,
a la sombra yo le imploro,
y a la voz pido que me mire;
con la mirada del espejo.
Que estando en silencio padece
de la ausencia de unos ojos
Y los ojos de tu voz.