La posibilidad me adormece, ¡oh, buena vida,
buen descanso, quién os hizo abstrusos seres de lo inalcanzable!
Tan vacía está el aroma, tan vacío es el brezo…
peinando las ondeantes hebras de mi calma me satura.
Runrunea y vence el sueño a la angustia,
¡oh, quién fuera perpetuo recurso de sus pupilas,
navío hecho de océano, pródigo hijo de las aguas oscuras!
Tan vacíos están los senos, tan vacía está la vida…
seré yo, señor, que sin querer desoigo su triste llanto,
que altiva repugno el sentido?
Solo sé que ausencia es blanco motivo,
caprichosa lírica de lo indescriptible a ojos del mundo.
La trepidante hiedra ya se alcanza,
vano perfume, en el vacío yo me sumo…