Nuestros mejores momentos de libertad, son esas horas sin límite de tiempo en ese pequeño desván, donde sus tragaluces son testigos de nuestro apasionado amor.
La suavidad de tus manos mi cuerpo va acariciando mientras nuestras bocas se besan lenta profundamente, nuestros brazos no puedes estar inmóvil, nos abrazamos y besamos con nuestros cuerpos cargados y unidos por amor y sentimiento.
Me ofreciste tus pechos y sin dudarlo los tome, con mis manos los acaricie suavemente, con mis labios los beses, son tiernos dulces y hermosos, mi cabeza en ellos repose y mientras mis cabellos con tus manos acariciabas, en el canal de tus pechos dormido mi cuerpo quedaba de amorosa satisfacción.
© José Cascales Muñoz
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21 de Septiembre 2017