Hoy estuve como todos
los mediodías, almorzando
con mis compañer@s de
todos los días.
Llegar a viejo, como yo,
tiene sus beneficios.
Con mis ochenta y nueve años
ya cumplidos, quedo pa
recordar mis años pasados.
El beneficio de no tener
que soportar el mal trato
que tuve antes de entrar
a este asilo de ancianos.
Geriátrico, le llaman ahora.
Mal trato. Sí, mal trato.
Eso era lo que me daban
la gente de la piecita
que alquilaba en aquel conventillo.
Ni siquiera se parecía
al conventillo de la paloma...
qué paloma. Ya ni me acuerdo
qué era ese conventillo.
Sé que se nombraba.
Aquí estamos todos los
jovencitos, que diría,
tienen mi misma edad.
Todos andamos con el mal
de este parque o parqui son...
algo así es nomás.
Me tiembla a veces una mano,
a veces la otra,
y también a veces la cabeza.
Según, eso me pasa cuando
me pongo muy nervioso.
Me acuerdo, pobrecita,
de una actriz del cine norteamericano.
la jeppurn, la Hepburn,
o algo así, qué sé yo.
Y bueno, aquí estamos,
descansando después de
tantos años de laburo.
Laburar por las calles con frío,
con calor, con lluvia.
Los últimos años sí que
eran años de trabajo muy honrao
y sacrificao.
La pucha...esforzados años
yendo de puerta en puerta mendigando
un trozo de pan,
o tener algo pa comer.
me he quedao sin nadie,
sin familia, sin mis nietos...
nadie, sin amistades...
¿Y mis hijos?
¡Qué yo sé lo que ha sido de ellos!
Ni siquiera sé si viven
los pobres.
Alguien me trajo aquí...
alguien, pero no sé quién...
abandonao me han dejao...
pero la pasamos bien...
casi no hablamos...
a veces lo hacemos,
y muchas veces estamos tan
callados, que ya esto se
parece a un cementerio.
Y parece que yo tengo
para largo tiempo
en este carretel de la vida.
¿La comida? A veces es buena,
y otras una porquería.
Y bueno, a caballo regalao
no se le mira la dentadura.
Ahora me estoy preguntando
quién me paga a mí la estadía
en este hotel. No sé...
Ya ni me ricuerdo...
Ando medio desmemoriao,
no sé, será el gobierno,
o el que gobierna este pueblo.
No sé. Ni me interesa.
Ni siquiera sé por qué
motivo les estoy
haciendo esta confidencia.
Será porque ustedes
me inspiran confianza,
no sé...lo que sí sé
es que esta sopa
está más fría que mi alma.
Y mi cuerpo, siempre
tiene frío, y eso que frazadas
me dan pa que me abrigue.
Pero vivo permanentemente
con frío, si señor.
Le pongo mi firma.
¡qué le voy a poner mi firma
si ni siquiera sé cómo me llamo!
Creo que me llamo Ulogio...
o algo así... voy a tener
que preguntar pa recordarlo, canejo.
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto- 24/09/2012)