Si estoy solo y solo soy, y he sido,
soy soledad doliente que he vivido.
Soledad doliente que he vivido
soy cautivo de una mente.
Soy cautivo de una mente,
soy solamente alguien vivo.
Al sentarme y pensar ya nada existe,
y me viste ese todo que eterniza, sin dudar,
el vibrar de los pensares que me embiste
como un chiste que me cuesta contemplar.
¿Y cómo explicarme tras esta mente inconclusa
tan malherida y reclusa que no consigo curarme?
¿Cómo consigo sanarme si redundo en la profusa
mar de esta vida so obtusa que no esquiva el lastimarme?
Es mirar una distancia que por pequeña se interna,
como susurro es eterna aunque falte en ponderancia,
es nerviosismo del ansia de un ser que no se discierna,
es un sentir que materna en calcular su importancia.
Serpiente que muerde su cola, mi alma es alma de Uroboros,
no soy ninguno y soy todos si mi mente circunvola,
soy el tiempo que se inmola, principio, fin y sus lloros,
estar, ausencia y tesoros, de este lapso que me asola.
Se siente irónico y plagado de desconsuelo ignorante,
observando que el delante es el atrás deformado,
pesa tanto mi pasado, duele tanto el aplastante
repensar, es devastante, este presente manchado.
Es balanza descalibrada de mi vida siempre injusta,
futuro que mal augusta por la senda recordada,
es la ecuación abordada de que la suerte es adusta,
tan aleatoria que asusta, tan en mi historia aplacada.
Los significados abandona el que todo lo pierde,
mientras mi pena recuerde, y este dolor se me clona,
mientras se luzca simplona y esta esperanza me enlerde
y acertar solo concuerde que el azar nada perdona.
Solo sé que hay bien y mal aunque es virtual su frontera,
solo se que es verdadera mi nobleza, aunque anormal,
me consuela que al final igual obre como quiera,
haya gloria al que prefiera afrontar lo desigual.
Soy ilusamente inerte, o estúpidamente frío,
soy corro de un desvarío que las razones subvierte,
soy un muerto sin su muerte que espera el velar sombrío,
el envase de un vacío que me hace por débil, fuerte.