Como si de un rito religioso se tratara…
Cada mañana plancho
mi pantalón
y mi camisa de esperpento
y lentamente
me visto delante de un espejo
que me devuelve
el rictus amargo de una sonrisa
que sueña con un mundo nuevo
Me pierdo en el bucle incierto de un grito
desesperado
que termina llorando cada madrugada
en las esquinas
frías y soñolientas, de un teatro
donde los actores
son como pequeños muñecos de cera.
Como si de un rito religioso se tratara…