Te observo
te miro fijamente
contemplo tu equilibrio
que es posiblemente una sinfonía soñada por Mozart
tu escribes en tu hoja
como queriendo no darte cuenta;
de que unos ojos en tu horizonte se posan.
Es complicado dejar de mirarte
más complicado que buscar un aguja en un pajar
pues tu belleza es el signo más grande
de que puede existir algo más allá de la mortalidad.
Arruino lo sublime que eres
intentando describir en las líneas de este poema;
los encantos que de ti se desprenden
pues me quedo muy lejos
más lejos que una galaxia aún desconocida.
Por fin volteas a verme
regalándome además tu sonrisa
de tu mirada emerge un complot
que me dice que el tiempo puede cesar en su prisa.