I
Murió Aramís derrumbado
por un torpe troglodita.
Romeo, en su alma bendita,
feneció martirizado
víctima del cruel malvado.
A través de los anales
de la historia y de los males,
Felipe es un vil recuerdo:
de este acto, jamás concuerdo,
¡Aurora llora a raudales!
II
¿Dónde están, pues, los valientes?
¿Dónde están los caballeros?
¿Murieron, del todo, enteros?
¿Encuentro, dónde, a las mentes
que no se burlan hirientes?
¿Dónde, la firme palabra?
¿Dónde la promesa labra?
¿Dónde el hombre que promete
y que cumple diligente,
sin la amenaza macabra?
Daniel Mendoza