Son sus ojos blancos
Sin el color de lo visible
Son sus manos frías
Sin el calor de lo tocable
Son sus besos limitados al espacio
y sus caricias,
Al tiempo indefinible.
El universo ávido de estrellas
A la luna recibe en su querella
Cuando el sol aparece en la mañana
Desafiando al silencio que se aferra.