lorenzo salamanca garcia

Pobres que nos retratan.-

Sentados en el umbral de un portal

o en suelo frío, junto al calor de su mascota;

pasamos de largo, ajenos a su presencia. 

Juzgamos sus vidas sin conocerlas,

aunque las usamos como diana de nuestros miedos. 

Solo de vez en cuando tenemos algún gesto de ayuda

con que tranquilizar nuestra conciencia culpable.

Tienen nombre

y son una enciclopedia de supervivencia,

¿qué importan los papeles?. 

Mientras pasamos a su lado,

preferimos que sean mudos e inmóviles,

cual maniquíes en el escaparate callejero.

Decimos que mienten,

beben o están mal de la cabeza:

son nuestros espejos cotidianos,

por más que nos disfracemos. 

¡Debería ser obligatorio hacer vida con ellos,

al menos durante una semana!