Las abejas que habitan
en la colmena de mi estómago,
comienzan a zumbar incesantes
cuando te encuentro;
sube a mi cuerpo ya tembloroso,
un gélido aire glaciar
que neutraliza mis movimientos,
y que retienen en mi garganta,
las gaviotas que me exigen
salir volando hacia los cielos,
gritando a los cuatro vientos,
el secreto inmenso
de cuanto te quiero.
Valentino Malatesta