Oh! Viejo muelle atardecido
como un fantasma ahuesado
nunca te adentraste más de lo debido,
y ahora la sal te arde
y las tormentas duelen.
Quien no te deja quitar los pies del frío?
Oh Pobre Sísifo!
pobre Cristo sin resurrección,
cuando te desclavara con la noche
la marea de tu Dios?