Una insólita situación me sucede con una diminuta estrellita irisada que ocupa un lugar preferencial en mi oficina, y que tengo frente a mis ojos para contemplarla, sobre todo en esos momentos de intranquilidad espiritual.
Temprano en la mañana la miro fijamente y de inmediato, como si sintiera mi presencia, comienza a emitir tenues haces de luces multicolores que llegan a lo más recóndito de mi ser, iluminándome el alma justo ahí donde más lo necesito.
Lleno de motivación intento volver a mis ocupaciones cotidianas, pero instintivamente la observo de reojo y no puedo resistir la tentación de clavar la mirada en ella. Asombrado, contemplo como los finos rayos que dirige hacia mí, se van desvaneciendo poco a poco hasta que pierde su identidad.
Entonces para no perderla, adopto una actitud indócil y con rabia cierro mis ojos como para forzarla a que continúe adherida en mi retina.
Estando en ese trance, de pronto comienza a materializarse una grácil silueta; es algo así como una figurita estilizada que exhibe una fresca sonrisa; una sonrisa que me hechiza por su candidez y espontaneidad.
Ajeno al paso del tiempo, permanezco en estado de letargo disfrutando esta maravillosa experiencia, y esforzándome por precisar esa imagen aún difusa. Cuando pareciera que está a punto de mostrarse tal como es, nuevamente se torna ambigua, seguramente como respuesta a mi obsesión de querer comunicarme con ella; de admirarla en todo su esplendor.
Día a día, experimento esa misma sensación y no pierdo la ilusión de poder determinarla y acariciarla aunque solo fuese con el pensamiento. Pero pareciera que no está dispuesta a complacer mis caprichos. Entonces la tristeza por no poder puntualizarla, y la alegría de disfrutar esta inusual experiencia, alternan una y otra vez en mi vacilante alma.
Luego de una pausa, con la mente más transparente pienso detenidamente y concluyo que tal vez sea mejor así, ya que deseo mantener una ilusión prohibida que llevo conmigo...
¿Será todo esto una realidad virtual o simplemente el producto de un estado emocional transitorio?