No han pasado tantos años,
y el pueblo ya olvida,
que le hicieron tantos daños,
que la muerte oscureció la vida.
Tus patios humilde pero llenos de flores,
que las madres y sus niños llenaban de alegría,
se llenaron de muchos llantos y dolores,
y de una atronadora y silenciosa elegía.
La basílica de la virgen morena,
erigída sobre una anarquísta taberna,
por el oprobio de un general llena,
que convirtió la casa de todos en una caverna.
Que despiérte la ciudad que hay que vivir,
que el futuro aún no termina,
que aquí a la vera del Guadalquivír,
el sol de la esperanza ya nos ilumina.