clarazuccaro

La Ășltima alergia que te escribo

Pobre la noche que se queda en mi cabeza
tarde en mi recompensa,
fresca cual respiro de la tierra
cuando deja crecer la azucena
y veo el rito adverar su leyenda.

No hay historia que perturbe y sea dicha,
si no hay manera de que escuches 
la corriente que araña los dientes
en el arroyo donde la nuca 
es sombra del sol ardiente.

No he sabido contestarme
a quién le dedico los pensamientos
que no he querido concebir,
los que nunca te pude decir.

Dura lo que duda,
lo que tardo en aprender
qué descuido lo vuelve a ceder.
El tiempo que paso sin saber
si me querés volver a ver.

Tibia satisfacción incompleta,
el abandono de una certeza
sabida y por torpeza.
Tendré que besarle la herida
a la piel que no pude ser.

Donde haga la luna estragos
acordate de mi voz,
aunque se unan los mares y tus años
sé que nos vamos a reconocer.