Llueve copiosamente sobre mi rostro
Una brisa helada me arropa el alma
Extraño mis ayeres
Me importan las ausencias
!Quién fuera águila
para remontar a altas latitudes
y anidar en cumbres del olvido!
Tiempo implacable, verdugo de mis carnes
Laceras con tu látigo mi piel
Mientras opacas mi razón
y multiplicas mi pensar
!Es cierto!
Ayer coqueteabas junto a mi
Te deleitabas en mis noveles días
Te movías al son de mi canción
Y danzabas al ritmo de mis excesos
!Como se resienten hoy mis huesos!
Premura de vientos otoñales
Que desvistes al gigante en la ladera
Despojas al verde prisionero
Y lo encierras en su cárcel de madera
Si fueras indulgente, yo diría:
!Que bueno ha sido el calendario!
Pero has sido despiadado
No has querido
Detener tus manijas
Que hacen daño
Llueve mucho, mucho llueve
Gotas de sal limpiando el alma
Mientras a ciegas, procura levantarse
El impetuoso viento
Que ahora yace en calma
Fabian Reyes