Ya corrió el color por tus asequias
los ojos cetrinos de tus hembras
posesos del ditirambo y de la siembra
sequía indolente que me abreva
De esa tierra oblicua y piedra ovalada
tus vides rumorean en su laberinto
donde perder la fe y el instinto
y provocar a Dios con el filo de la anchada
Entre la espada y la cordillera
Reina coronada, mi sosiego sera suyo
y aunque el mar no roce Cuyo
pondré proa contra la pampa cuchillera
verde de olivares, roja de perogrullo
se ve que cuerpo y corazón son tuyos.