Tú eres mi última melancolía, plasmada en mi alma agolpada de ti,
La última tristeza que guardare, como esperanza encubada en un cuerpo herido;
Ya moribundo.
Tachare la razón más incoherente que he tenido: Tú.
Eres mi milagro malicioso, del que quiero desprenderme;
pero tu dulce maldad me arrastra,
Y me amarra a tu ingrato amor.
Eres mi bendita perdición, la bondad más cruel;
mi más grande locura razonable.
Eres mi más grande vacio lleno de ingratitud.
El destino nos unió en el momento de soledad plena,
Y nos separo cuando yo entendía que ya te estaba queriendo.
Dentro de mí añoro tu presencia, y no entiendo porque el destino nos separo.
Y es que tú no eras para mí.