La luz poniente se duerme en las ventanas
Mientras la noche ulula tímida y susurrante.
Los píes cansados reposan frente al hogar
y los sueños recorren senderos distantes.
Reposa el cayado frente al pórtico tranquilo
Falta un libro polvoriento en el estante.
Se conjuran montañas lejanas ante la vela
que ilumina lúgubre los ojos del viejo mago.
Se tornan en destellos las palabras escritas,
estrellas lejanas que guían caminos de antaño.
Y en los picos nevados nace una nueva luna,
el reposo se torna un viaje largamente soñado.
Cabalgaras sobre las quebradas verdes
y empuñaras la nieve de las montañas,
Tendrás el mundo por tu morada
y al dormir, volverás a tu cama.
En ese momento nacerá de nuevo el alba,
dormido el libro en la mesita, junto a la cama.
Despertara el sol con la luz de la mañana,
y el hechizo aguardara en los estantes de tu casa.
Disipara en realidad la razón tus tenues sueños,
Para iluminarse estrellado al ocaso tras tu ventana.
La noche se vestirá con telas de hechicería,
Los caminos se cruzarán a los pies de tu cama.
Cantarán los sauces al son del viento tenue,
te arrullaran susurros de torrentes y vaguadas.
Recorrerás sendas ocultas a los ojos del mundo,
mientras arde la leña que caldea la sala de la casa.
Sentirás la brisa entre las ramas
Oirás el murmullo del agua,
Tendrás el mundo por camino
y al dormir, volverás a tu cama