No embarres con lágrimas
los viejos caminos.
No sirve de nada llorar.
Quizá volvamos sobre nuestros pasos
hasta el origen de este desatino
buscando un nuevo amanecer.
Para cambiar el rumbo,
para empezar de nuevo,
para que brillen con su luz
nuestros cuerpos cristalinos.
libres de llanto ...
Limpios.