Carlos Hector Alvarez

La primavera de la vida

PRIMAVERA DE LA VIDA

 

            La primavera es la estación de las flores en el año calendario. El otoño la estación de las hojas caídas, vaya una paradoja, en nosotros los seres humanos el otoño es como la primavera de la vida. Es la etapa de las realizaciones personales, vamos dejando las obligaciones que nos ataban al yugo de la rutina, para emprender un camino que nos llevará a cumplir los sueños postergados. Volvemos a ser dueños de nuestras vidas para hacer lo que nos plazca, con la sola limitación de las circunstancias y de los principios que anidamos. Es la etapa en la que podemos alcanzar las satisfacciones, o las pequeñas felicidades de poder escribir, viajar, jugar con los nietos, hacerlos pasear, darles y darnos los gustos de saborear un helado, una golosina sin importarnos las horas o los lugares. Dejar el trabajo para acogernos a la jubilación, nos trae algunos problemas de acostumbramientos que se mitigan si aceptamos el para que de la jubilación. Jubilado viene de jubileo, de júbilo, que significa alborozo, regocijo, gozo. Le demos a nuestra vida de jubilados ese significado, porque fue pensado precisamente para eso. Para que después de entregar la juventud y gran parte de nuestra historia personal recojamos felices lo sembrado. Es lógico y comprensible el temor al cambio. Son muchos años de entrega, para que la sociedad pueda realizarse con normalidad, no importa cual o cuales hayan sido nuestros trabajos, importantes o no, son nobles y dignos. Todo eso se extraña, mas no hay que dale tiempo a la tristeza que comienza con la despedida. Hay que tomarse unas cortas vacaciones para estar de nuevo al pie del cañón, haciendo lo que habíamos postergado por falta de tiempo, a planificar y manos a la obra. Son tantas las perspectivas que se abren que es necesario un pararte para analizar qué es lo que queremos hacer, como lo haremos, con que contamos para hacerlo. Lo que sí está prohibido, es no hacer nada. La vida es hermosa, mucho más si somos capaces de sacarle el jugo a la oportunidad, que es única, porque dependemos de Dios y de nosotros mismos. Los hijos ya crecidos, poseen las alas que les dimos, dejémoslos volar, no nos metamos en sus cosas. No nos privemos de vivir lo nuestro. Así que adelante a trabajar en lo que soñamos, esta es hoy nuestra misión. Para reposar, dijo alguien, tenemos toda la eternidad.