santiago calderon

Diálogos de ausencia (primera parte)

Lenta es la noche ahora
Los grillos hacen sus conciertos
Ya sin ritmo.
Apenas has partido
Y ya te espero
Y tu ausencia hace mella.
El grito de alguien me despierta cada tanto
Y al paso del tiempo
Este encierro se vuelve menos vivible,
Mañana, seguramente mañana,
La promesa del mañana
Y de ti
Y de tus ojos diáfanos,
Mi esperanza que anida sapos y serpientes,
Este claustro de olores maleficos,
Y mis cabellos de miel y ceniza,
Esperan, esperan, esperan por ti.

Es la hora,
Con su retumbe el campanario me lo indicó
Toda la locura se junta afuera
Entre desnudez y gritos,
Entre castigos y correteos.
Todo el convento
Oscila en este muelle entre júbilo y desconcierto.
Las llagas de mis brazos sangrantes y perennes
Buscan tu cuidado,
Yo te busco por la brisa de este Caribe agotador,
Que harán tus pasos y tus labios,
Seguirán, acaso, los adoquines sucios hasta mi?,
Sentirás en tu pecho
La desesperación del mío,
La hora que es, fue y, al fin se ha ido,
Y se repite la oscuridad,
Y mis cabellos longevos y descuidados,
Siguen descuidados,
Y las velas rojas de aromas cálidos,
Siguen inertes,
Y donde estará tu cuerpo lánguido y tibio
Acaso solitario también,
No están tus letras,
Ni tu tufo de literato contándome de poemas y rimas,
Tu sierva se ha puesto sus collares
Y ha aprendido sus cantos en vano
Tu no estás.