Cuando se vaya.
Ahora -cuando se vaya-,
se pondrá su vestido transparente
y se irá a pasear por las calles del
pueblo con su bolso y su sombrero y
un pitillo entre los labios...
Sonreirá a todo el mundo: al abuelo,
al cura, al monaguillo, al albañil que
la mira, al soldado de permiso, al
policía, al camarero, a la
alcahueta del barrio...
Se mostrará tranquila y refulgente,
como la luz del día y el agua de la
fuente: luciendo su figura, su
pelo rubio, el volumen de sus senos,
su atractivo tafanario...
Hablará con el viejo del quiosco
-el que vende revistas y diarios-,
se inclinará sobre el parterre para
oler el perfume de las rosas, los
donpedros amarillos, los geranios
colorados...
Se sentará en un sillón del parque.
bajo el dosel del cielo y el fulgor
de las estrellas... se sentirá como
la princesa del cuento que leyó
cuando era niña: hermosa feliz,
-pletórica de vida-, esperando a su
príncipe para acurrucarse entre
sus brazos
Todo eso hará cuando se vaya… cuando
pierda su cordura... cuando su temor
se aleje… y nada ni nadie -ni el miedo
al pecado y a los dimes y diretes-,
la retengan y sujeten!
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Autor: Francisco López Delgado.
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