Sueño que te veo y que nos besamos,
mis manos rodean tu tembloroso cuerpo.
Te acerco a mí, más se une mi cuerpo
y más siento los besos que nos damos.
Sueño, ¡y de pronto es tan real!
que tomas mi mano con la tuya;
buscas mi mirada, me dices: “soy tuya,
tan tuya como la vida es tal”.
Despierto, toco la almohada
y como agua en el agua
se mezcla mi sueño con la nada.
Quizá es que Morfeo juega sin tregua,
sin sutileza y sin compasión
al darme un sueño y quitarme tal perfección.