Cuando yo no esté
surgirá el recuerdo
de velas incesantes
doradas en su flameante oro,
calentando por minutos
el espacio vacío
circundante y decoro;
cuando yo no esté
el día se tornará eterno
para tomarnos por años,
el velo de la sombra
caerá al momento
del ocaso;
cuando yo no esté
surgirá el recuerdo,
tu mejilla abrazará la sonrisa
y en tus ojos asomará
el dolor envuelto,
cuando yo no esté
surgirá el recuerdo.